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Los “madrugaron” en euforia futbolera
Silvia Otero y Alberto Morales El Universal Lunes 12 de octubre de 2009 politica@eluniversal.com.mx
Una noche sabatina de euforia futbolera fue el momento para que por sorpresa, y en menos de 15 minutos, la Policía Federal tomara el control total de las instalaciones de Luz y Fuerza del Centro, y tres horas bastaron para que la matriz se convirtiera en un búnker. Planchas de metal de 120 kilos de peso y 2.20 metros de altura, colocadas en los accesos, se convirtieron en el signo de la liquidación de la empresa.
En las primeras horas de ayer, conforme la muralla se edificaba, trabajadores con aliento alcohólico y playeras de la selección mexicana, llegaban a la sede ubicada en Melchor Ocampo y Marina Nacional, para gritarle a los policías que resguardaban el lugar que sólo así pudieron “madrugarlos”, pues mientras festejaban la victoria del futbol, el operativo llegó.
Hombres y mujeres también hicieron acto de presencia y sin descender de sus vehículos y camionetas de lujo, a gritos, algunos entre lágrimas e impotentes, amenazaron a la Policía, mentaron “madres”, se desfogaron y advirtieron al gobierno que con la fuerza del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) “derrumbaremos su pinche vallita”.
Pero ya era tarde, todo estaba calculado para que sin incidente, al amanecer del domingo la sede de la la LyFC fuera infranqueable. Una madrugada en la que los trabajadores decidieron olvidar sus disputas y prometerse unidad, que no caerían en provocaciones, nadie secundó a los más aguerridos que querían intentar recuperar la matriz de la colonia Tlaxpana, sin importar la presencia de más de mil policías federales con equipo antimotín, listos para cualquier ofensiva.
La primera incursión fue discreta. Eran las 22:35 horas del sábado, cuando un grupo de 30 policías se apostó en el edificio de Operación de Sistemas —instalado en Tonantzin y Marina Nacional— desde donde se controlan todas las subestaciones eléctricas del país, ya no había riesgo de que trabajadores bajaran algún “switch”. Fue el inicio del despliegue, en 15 minutos centenas de uniformados ingresaron a todos los edificios de Luz y Fuerza y del SME que ocupan dos manzanas a la redonda, incluyendo el estacionamiento de Lago Zirahuén.
Cada paso del operativo que se desplegó de manera simultánea en todas las instalaciones de la empresa en el país, era monitoreado a través de las cámaras del sistema de Plataforma México, ya que se trata de inmuebles estratégicos para la seguridad del país.
En el primer minuto del domingo, cuando entró en vigor el decreto presidencial de liquidación de la empresa, una cuadrilla de trabajadores comenzó a montar la muralla metálica en los accesos principales de la matriz, que a las 03:00 horas había sido colocada en su totalidad, por lo que los policías que rodeaban el lugar se replegaron al interior; habían cumplido la misión.
Electricistas, organizados
Para esa hora, en las inmediaciones del SME estaban llenas de gente. La orden de los líderes electricistas transmitida vía mensajes de celular o llamadas telefónicas de “juntar a la gente en Antonio Caso, ahí veremos qué vamos a hacer”, se extendió como relámpago. Uno a uno, en coches, camionetas, motonetas, taxis, y Metrobús, hombres y mujeres electricistas llegaron vestidos de camisolas de mezclilla azul y chamarras del mismo color con borrega y con el distintivo verde, blanco y rojo de Luz y Fuerza.
En el SME comenzó una asamblea extraordinaria para delinear el plan de acción y sus tres demandas: derogación del decreto de liquidación expedido por el Ejecutivo federal; la salida inmediata de la Policía Federal y el Ejército de las instalaciones de Luz y Fuerza y su devolución, así como una mesa de trabajo con el gobierno federal para abordar los temas de rescate de la paraestatal.
El ambiente estaba al rojo vivo, en cualquier momento podría llegar un chispazo que detonara la violencia, pero el llamado a la prudencia prevaleció.
Fecha de consulta: 23 de octubre 2009. 1:30AM